26 jul 2008
EXPOSICIÓN EN EL SENADO ANTES DEL RECHAZO DE LAS RETENCIONES DEL ACTUAL SECRETARIO DE AGRICULTURA
10 de julio de 2008
Exposición del presidente del INTA, ingeniero agrónomo Carlos Alberto Cheppi.
Buenos días a todos y muchas gracias por la invitación.
Primero haré algunos comentarios muy generales sobre el INTA. Quizá en otra oportunidad podremos pactar una reunión específica para hablar de lo que hemos hecho en el INTA, porque realmente es mucho.
Pero voy a tratar de resumirlo en esta ocasión.
Me voy a referir ahora a algo que ya ha planteado el señor De Urquiza. El INTA empieza a perder presupuesto significativamente a partir del año 98, llegando a 2002 en su peor situación presupuestaria. Ese año, como ustedes saben, el Congreso dictó la nueva ley de financiamiento del INTA. A partir de 2003 empieza un proceso de recuperación, acompañado de una decisión política muy fuerte de recomponer el Estado en general, de lo que obviamente el INTA no escapó.
En 2002, el INTA tenía un presupuesto de 100 millones de pesos, de los cuales 98 millones eran para personal, que además estaba muy mal pago. En el año 2008 vamos a concluir entre 730 y 750 millones, como había expuesto Javier. Hemos tenido un refuerzo presupuestario hace un mes. Vamos a terminar ejecutando alrededor de 850 millones de pesos. O sea que el INTA en estos cinco años prácticamente ha multiplicado por más de ocho su presupuesto.
En 2004, en función de esta situación, realizamos un plan estratégico institucional, que llevó tiempo porque fue acordado con todos los sectores, obviamente con el sector agropecuario, pero también hubo mucho trabajo con las provincias.
En ese plan estratégico nos propusimos tres cosas fundamentales. Una, recomponer inversiones. El INTA venía de un proceso de más de quince años de inversiones muy parciales y con proceso muy grande de desfinanciamiento.
Por otro lado, el tema del personal. Para el año 2003 el promedio de edad de nuestros técnicos era de 55 años, prácticamente no había jóvenes en el sistema, por lo cual iniciamos un rápido proceso de incorporación de recursos humanos jóvenes, que ha alcanzado a más de 1700 técnicos en estos cuatro años.
Pero, además, reformulamos el escalafón institucional. Fue el primer organismo público que logra el convenio colectivo en el marco del Estado. Hoy podemos decir que lo que se paga a nuestra gente compite bastante bien con el sector privado. De hecho, no se nos está yendo gente, como sí nos ocurría años anteriores, y en mucha cantidad.
En este proceso pasamos de unos 3000 empleados a 7000 en este momento. El INTA duplicó –y más— su planta.
Hubo una fuerte incorporación de técnicos al área de extensión rural, que era la que más había sido afectada en los 90. Se acordaron de varios intentos de privatización, por lo menos de tratar de sacarnos la extensión agrícola.
Como no pudieron lograrlo, se desfinanció muchísimo, a tal punto que en cinco años, si no hubiéramos llevado a cabo esta política, el INTA se hubiera jubilado, porque la edad promedio de nuestros técnicos era de 55 años, como señalé anteriormente. Hoy ese promedio ha bajado a menos de 40 años de edad.
Sin embargo, persiste un problema: hay gente a punto de jubilarse. Entre este segundo semestre y el primero del que viene en el INTA se jubilan 600 personas, de las que una alta proporción son doctorados.
Por eso es que iniciamos este proceso de formación de recursos humanos jóvenes. Hoy estamos en pleno proceso de formación de más de 800 posgrados, que era gente que había entrado en estos últimos años, muchos de los cuales ya han concluido su posgrado y están haciendo su doctorado, pero ya incorporados a la planta del INTA.
En este proceso de formación de recursos humanos mucha gente fue al área de extensión rural, en el campo, apoyando fundamentalmente a los pequeños productores. No me voy a extender demasiado en este punto porque lo hará el señor Catalano cuando hable del Plan Social, quien además coordina el Centro de Investigación para la Pequeña Agricultura Familiar, que creamos en 2005.
El INTA históricamente trabajó para medianos productores –esto también hay que decirlo—, y en el mejor de los casos adaptando la tecnología para los más pequeños. Cuando me refiero a los más pequeños, me refiero a los “pequeños—pequeños”.
Me parece que hay un poco de confusión respecto de quién es un pequeño productor y quién no. Pero, como dije, el señor Catalano profundizará este tema.
Nos estamos refiriendo a aquellos productores del NOA y NEA que tienen entre 3 y 5 hectáreas, incluso algunos tienen sólo una—, que tienen entre 10 y 15 hectáreas promedio en Misiones. También en la Región Pampeana, que los hay, que están en general alrededor de los pueblos y ciudades del interior.
Este sector ronda los 150 mil productores en el país. Como dijo el señor De Urquiza recién, hemos trabajado juntos alrededor del Foro Nacional de Agricultura Familiar y muchas otras organizaciones que se están incorporando. No había desarrollo de investigación específicamente para este sector.
En este momento, y en acuerdo con la provincia de Formosa, ya está funcionando un centro, que demandó una inversión. Estamos por inaugurar una nueva unidad en la Posta de Hornillos, en la Quebrada de Humahuaca, que abarca todo el NOA. La unidad de Formosa, en Laguna Naineck, es para el NEA.
Generamos otro instituto aquí, en el Parque Pereyra, en La Plata, que abarca básicamente la pequeña producción de la agricultura pampeana, pero también está trabajando en agricultura urbana.
Por otro lado, tenemos la decisión política tomada de hacer un nuevo instituto, en convenio con la provincia de Neuquén. En estos años ya teníamos la decisión, pero no pudimos realizarlo con el anterior gobierno. Lo estamos haciendo en este momento. Está definido el lugar.
Vamos a empezar la construcción, seguramente, el año que viene, pero vamos a disponer la gente antes de fin de año.
Un quinto centro se hará en la provincia de San Juan, sobre lo cual también ya hemos acordado con su gobernador.
Lo importante de estos centros es que los estamos haciendo en acuerdo con las provincias, utilizando universidades locales, con otro formato.
Pero, reitero, estamos hablando de investigación exclusivamente para la pequeña agricultura.
No estamos hablando de los productores de 100 a 200 hectáreas, de los cuales hablaremos posteriormente, que también son pequeños pero en otro contexto.
Ese es un trabajo que hemos realizado.
El otro punto, para más o menos concluir este pantallazo general de la política que hemos llevado a cabo desde el INTA, está relacionado a este aumento presupuestario muy significativo.
Diría que hoy el INTA tiene el presupuesto más alto de su historia, y no tengo ninguna vergüenza en decirlo, porque sumado a los recursos propios que generamos y a los que obtenemos del ahora Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva, el INTA tiene muchos más de 300 millones de dólares de presupuesto, de los cuales menos del 50 por ciento –tomado globalmente— va a personal.
Decíamos que del presupuesto de 100 millones el 98 por ciento se destina a personal. O sea, estamos en una situación muy ventajosa, les diría, comparándonos con todos los institutos de investigación similares al INTA de Iberoamérica.
Este es un dato muy relevante. Es una decisión política para una política agropecuaria.
Parece que esto se ignora generalmente, como si el INTA fuera una isla que se financia por alguna nube que aparece y nos da el financiamiento. No, señores, es financiamiento del Estado argentino, votado también en este Congreso.
El tercer punto se refiere a las inversiones. Desde el año 2003 en adelante hemos invertido más de 100 millones de dólares. Se realizó un fuerte proceso de inversión en infraestructura, porque era totalmente obsoleta. Estamos inaugurando laboratorios en todo el país.
De este proceso de inversiones, alrededor del 60 por ciento se realiza en las provincias, fuera de las áreas pampeanas. Hay un proceso muy fuerte de inversión en laboratorios de alta complejidad en el interior del país. Ustedes que vienen de las provincias saben que esto es así.
Esta inversión se ha realizado, hasta este año, con presupuesto propio. No debemos nada.
No se hizo con créditos.
Ahora estamos planteando, para los próximos cinco años, tomar un crédito del BID. Por los números que estamos manejando, este crédito, después de los cinco años de gracia que está otorgando el BID en este momento, y a una tasa del 6 ó 7 por ciento anual en dólares, no nos va a significar más del 7 por ciento del presupuesto cuando tengamos que pagarlo ¿Por qué tomamos el crédito en este momento? Si tenemos que seguir sacándole al presupuesto del INTA 30 ó 40 millones de dólares, que es lo que estamos invirtiendo anualmente, obviamente que resentimos el proceso de funcionamiento, a partir de que hemos duplicado nuestra planta y de que, desde el año pasado, muchos de los jóvenes que hemos incorporado pasan a tener su postgrado, a tener grupos a cargo y nuevos becarios. Por eso es que no podemos resentir ese funcionamiento.
En términos generales, diría que esto es un pantallazo. Imagínense que hay muchísimas cosas para charlar en más detalle, pero nos llevaría mucho tiempo. Me ofrezco a discutirlo, inclusive regionalmente, cuando quieran.
Hay mucho trabajo que se está realizando en este momento. Esto implicó un replanteo fuerte a la forma de planificar la institución y de definir las prioridades.
Hay un último punto. Hay un enfoque muy fuerte hacia el desarrollo. Nos hemos autoimpuesto la obligación de negociar sí o sí con las provincias y con los municipios.
Para los que no conocen todo, el INTA tiene en este momento cuarenta y siete estaciones experimentales, diecisiete centros de investigación y más de trescientas cincuenta agencias de extensión, que se venían cerrando hasta el año 2003.
Hemos abierto muchas nuevas, con buena infraestructura. De hecho, de la inversión que se realizará próximamente, más del 30 por ciento de los 170 millones de dólares que pensamos invertir, se destinarán al área de extensión a generar nuevas agencias, con vivienda y con recursos de informática.
Se realizará una fuerte inversión en el ámbito de las comunicaciones en el INTA. Hoy por hoy se está terminando una licitación por la cual todos los puntos del INTA están conectados en red, con banda ancha. Con lo cual, tenemos la posibilidad desde cualquier punto del país, desde La Quiaca a Tierra del Fuego, de generar procesos de teleconferencias al mejor nivel.
Hay muchísimo para charlar. No me quiero extender más en esto para no quitarle tiempo al resto de la información que quiero comentar. En otra oportunidad podremos volver.
En este contexto, en octubre del año pasado le propusimos a la Secretaría de Agricultura –y lo hicimos— trabajar sobre lo que podría llamarse los techos productivos que Argentina podría tener para el año 2015. El trabajo lo hemos hecho totalmente con técnicos del INTA y de la Secretaría de Agricultura. Los techos productivos tenían un correlato con el Plan Estratégico Territorial, que desde la Subsecretaría de Planificación se estaba conformando. Veníamos trabajando con muchos otros organismos: Ciencia y Técnica, Secretaría de Agricultura, Secretaría de Medio Ambiente. Pero nos faltaba este dato.
Nos planteamos este trabajo con el objetivo de alcanzar el máximo posible de producción que pudiésemos tener, pero en un contexto de sustentabilidad ambiental y de equidad social. ¿Por qué digo esto? Porque en los 90, que tuvimos un altísimo crecimiento de producción –nadie lo discute—, no fue hecho en términos muy sustentables y sí con mucha inequidad social.
Como el gobierno está planteando un modelo que va, justamente, hacia la inclusión social, obviamente nosotros teníamos que preparar un trabajo en ese contexto.
Estas tres patas, sustentabilidad, competitividad y equidad social, son muy fáciles de decir y no tan fáciles de hacer, sobre todo si se hacen sin molestar.
En ese contexto, entre varias alternativas, la de máxima es que Argentina puede llegar al año 2015 con 148 millones de toneladas, sustentables y con equidad social.
¿Qué quiere decir esto? 148 millones es un número que, obviamente, impacta porque hoy estamos en alrededor de 100 millones. Entones, pasar a casi 150 millones es un dato, y en muy poco tiempo.
¿Por qué se puede y se debe hacer esto? Porque está pensado en un sistema donde debemos incorporar muy fuertemente la rotación de cultivos. Podemos decir que las 97 millones de toneladas que hoy se están produciendo no son sustentables. No hay sustentabilidad ambiental en las 97 millones de toneladas.
En esto quiero ser muy claro. A veces se plantea el tema de la siembra directa.
Obviamente, es una herramienta tecnológica espectacular que, además, la estamos exportando.
Después me voy a referir a eso.
Pero la herramienta sola no resuelve el problema si, a su vez, no respetamos la rotación de cultivos que hace falta.
La siembra directa basa, entre otras cosas, su futuro en un balance cada vez más positivo de carbono en la tierra. Esto no se está dando.
¿Por qué doy un dato. Tomando información de la zona que constituye el núcleo sojero más importante, que es Casilda y un millón de hectáreas a su alrededor —podríamos tranquilamente extrapolar ese estudio a alrededor de 3 millones de hectáreas—, más del 65 por ciento del área sembrada prácticamente no se fertiliza.
Además, en casi un 80 por ciento de ese 65 por ciento se hace soja sobre soja, con siembra directa.
Hago una comparación con lo que me enseñaron en los años 70, cuando estudié en la facultad, de que el enemigo público número uno era el maíz en esta misma región, que se llevó muchos centímetros del mejor suelo del mundo.
Hoy, gracias a que tenemos la siembra directa, tal vez no se nos esté llevando suelo, pero sí materia orgánica y nutrientes.
Menos del 10 por ciento en esa área a la que hago referencia hace una adecuada rotación de cultivo y fertiliza, aunque no al nivel que debería, pero puede decirse que adecuadamente. En cuanto a nutrientes, el balance sigue siendo negativo en los nutrientes, a pesar de que se fertiliza Entonces, acá viene un punto que creo que es tremendamente importante. Si esto, a su vez —y tenemos datos, obviamente—, lo llevamos al NOA, con el nuevo avance de la sojización en esa región, el 90 por ciento está haciendo soja sobre soja.
Hay solo un 10 por ciento de maíz.
Por lo tanto, en suelos más frágiles la sustentabilidad es mucho más comprometedora. Porque, además, con la deforestación que se hizo nos hemos arrimado, en muchos casos, a zonas realmente muy comprometedoras.
La tecnología tiene sus ventajas y se puede resolver eso. Pero hay que generar procesos de rotaciones totalmente adecuados.
Considero que más allá de todos los números que podamos expresar, de los mayores o menores datos que podamos tener, la realidad es que, por lo que explicó Javier y por toda la información que podemos tener, la rentabilidad es muy buena. Acá no se está discutiendo rentabilidad… Mejor digo, se está discutiendo rentabilidad, pero no es que estamos perdiendo plata. Acá nadie está perdiendo plata.
Entonces, ¿por qué no se fertiliza? Quiero que reflexionemos claramente en este sentido.
Acá hay una renta de doble piso.
Está la renta del propietario de la tierra, que hoy está cobrando, en las mejores zonas, 600 dólares por hectárea, y la renta del que produce —el contratista, etcétera—.
La Argentina es, quizás, el único país del mundo que tiene este sistema de producción, donde, en promedio nacional, el 60 por ciento se hace por arrendamiento. Ningún país del mundo supera el 30 por ciento en este sentido. Y en esta zona de la que yo hablaba, de alrededor de Casilda, el 80 por ciento se hace por arrendamiento.
Claro, el propietario quiere cobrar los 600 dólares, y está en todo su derecho. Quien trabaja la tierra, a su vez, quiere ganar 300 dólares, que es más o menos la rentabilidad que se quiere obtener. Entonces, estamos hablando de 900 dólares de renta por hectárea. Esta es la discusión de fondo.
¿Y por qué no se fertiliza o se fertiliza mucho menos? Porque a los valores de la cosecha anterior, 300 dólares es aproximadamente es el costo de lo que uno debería fertilizar.
Obviamente, si fertilizo pierdo renta. ¿Entonces qué hago?
Pierdo un poco de rendimiento, total la Pampa Húmeda argentina todavía aguanta, tiene todavía carbón y nutrientes que podemos seguir extrayendo sin reponer.
Y la renta de corto plazo hace, tanto para el que la produce como para el dueño de la tierra, que tampoco se fija en esto… Y, ojo, no es que esto nosotros no lo hayamos dicho en el INTA; no es que lo descubrimos hoy por este debate.
Esto lo venimos trabajando fuertemente desde hace más de diez años, alertando sobre los balances de carbono y nutrientes de quien arrienda el campo, que es quien se debería preocupar por esto.
Pero también el suelo es un bien de la Nación y de la patria, por lo que debemos generar alguna política para revertir esta situación.
Vayamos a la hipótesis de máxima: no tenemos retenciones. ¿Ustedes creen que quien alquila el campo se conformará con 600 dólares? ¿No va a pedir 800 ó 1000 dólares de renta?
Hasta ahora esto se ha ido trasladando al aumento del cobro del arrendamiento.
Reitero que esto tiene que ver con aspectos tecnológicos. Esto no es sustentable… No es sustentable.
Entonces, lo de la renta extraordinaria viene por este lado. Quien arrienda el campo, a su vez no tiene que reinvertir absolutamente nada para volver a cobrar el arrendamiento al otro año, lo cual sí debe hacer quien hace de contratista, porque tiene que invertir todos los años para poder sacar esos 200 ó 300 dólares que pretende.
A nuestro entender, éste es uno de los grandes problemas. Cuando uno analiza la estructura de costos, tanto que se dice que el glifosato aumentó el 100 ó el 200 por ciento, al igual que muchos de los agroquímicos, en realidad sumados los fertilizantes y los agroquímicos en general, ese costo no supera el 20 por ciento.
Si a su vez le saco el fertilizante, el costo de los agroquímicos no es tan grande, lo que no quiere decir que no se pueda tocar eso también, y lo hemos charlado con Guillermo Moreno muchas veces.
Pero cuando uno analiza la estructura de costos, que es la que me interesa para meter más o menos tecnología, el 36 ó el 40 por ciento —depende de las zonas de que se trate— es de arrendamiento. Entonces, contra eso hay que hacer algo. No sé si con la ley arrendamiento solo va a alcanzar, pero algo hay que hacer.
El tema es que el Estado es quien debe intervenir fuertemente en este proceso.
Hay algo más, que no es menor. Los técnicos míos me dicen que la soja en este contexto —y digo así porque la soja no es mala per se, sino que depende del contexto en el cual se esté produciendo el proceso— es “lechicida”, “vaquicida”, “triguicida”, “maízcida”, etcétera.
La soja avanza porque es el parámetro de la economía agropecuaria, como hasta hace no mucho tiempo era el kilo de carne y mucho más atrás en el tiempo era el kilo de lana. Hoy son los quintales de soja. Todo el proceso económico surge y se referencia en quintales de soja. Quedan muy pocas zonas donde no se referencia todavía el alquiler en quintales de soja. Una es el área de donde vengo, el sudeste de la provincia de Buenos Aires, que todavía se sigue manejando en quintales de trigo. Pero lo va corriendo la soja, porque a medida que empieza a haber un poquito más de soja, también comienzan a confundirse los tantos.
Entonces, en ese contexto hay que poner límites a este proceso.
Fíjense ustedes que con las retenciones en estos días ya han bajado los arrendamientos de los campos. O sea que el efecto de las retenciones no ha sido tan malo, porque, además, era un efecto buscado.
Obviamente que esta ley sola no alcanza para resolver todos los problemas. Como dijo Javier hace un rato, hay muchísima política agropecuaria que debemos hacer, porque las cosas son muy complejas. Lo que podemos hacer para resolver problemas, a veces, para la Pampa Húmeda –por ejemplo—, puede no causar el mismo efecto, a lo mejor, en el NOA o en el NEA.
Pero, reitero, hay que poner un límite. El Estado debe intervenir.
En estos días he escuchado demasiadas cosas, muchísimas de las cuales con muy poco fundamento y mintiendo. Hay que ser claros: se miente, porque cuando se habla de que los pequeños productores, en función de esta ley, desaparecerán, es una gran mentira.
A su vez, esto viene acompañado por un límite que se le va a poner a los fideicomisos agropecuarios que, obviamente, por un tema impositivo, tenían más posibilidades de arrendar más caro. Pero, reitero, aunque desaparezcan esos fideicomisos, si no hacemos algo con la renta de la tierra tampoco lo vamos a resolver.
Porque la pelea igual se va a dar por los pequeños contratistas y pequeños productores. Alguien que tiene 100 hectáreas pero, a su vez, arrienda 500, 600 ó 1000 hectáreas deja de ser un pequeño productor. En eso tenemos que ser claros.
Nosotros, que trabajamos con los pequeños, medianos y grandes productores, sabemos quién es pequeño. Son 150 mil, a quienes después se va referir Catalano. El resto de los productores también hay que defenderlos y darles.
Por eso creo que con lo que se ha modificado en la Cámara de Diputados, por ejemplo, le devuelve a un productor —como lo planteaba recién De Urquiza con los números— mucho dinero. La ONCCA le va a devolver a los productores que tengan 100 hectáreas más de 15 mil dólares.
Tenemos que clarificar muy bien quién es pequeño, quién es mediano y quién es grande y cuáles son los intereses que se mueven alrededor de todo esto.
Para terminar, —porque me están apurando—, digo, para que quede muy claro, que este modelo económico necesita de un Estado interventor; no hay forma de que así no ocurra.
El modelo —no soy el más calificado para definirlo— tiene tres: tipo de cambio competitivo, superávits gemelos e inclusión social a través de la generación de empleo, que se ha dado, y en forma muy importante.
La presidenta dijo que necesitábamos una nueva independencia a través de un proceso de desarrollo nacional. No hay forma de cumplirlo —y no ha habido otra forma en la historia de nuestro país— sin un Estado interventor. Cuando se dice que hay que bajar o sacar las retenciones, lo único que se logrará es transferir la inflación internacional a todo el sistema.
Es probable que cuando los productores hagan sus números digan: “Si a nosotros nos ponen en el uno a uno de vuelta, con los precios internacionales actuales, esa concentración económica que ya está dada se fomente, puede ser viable”.
Pero lo que no va a ser viable es el resto del país. Las fábricas de maquinarias agrícolas se recuperaron después de 2002 y 2003 y hoy exportan y transfieren tecnología al exterior que a veces no aplicamos en forma completa acá. Es una herramienta espectacular para que el país produzca mucho más agroindustria, sostenida en la industria que vende al mercado interno.
Hay un espacio enorme para avanzar en otros procesos industriales. Porque las 148 millones de toneladas de cereales que producimos también las acompañamos con más leche, con más carne vacuna, de cerdo y de aves. Eso sí genera desarrollo en el interior del país. Son valores muy adecuados. Eso lo estamos trabajando desde el área de extensión, en las zonas más conflictivas de la Pampa Húmeda.
Hace pocos días hemos tenido charlas sobre este tema con Eric Calcagno, cuando estaba cumpliendo funciones en la SePyME. Hay Muchísimo trabajo para hacer. Pero, obviamente, hay que definir claramente que la transferencia de recursos de estas rentas, y por todo lo que se ha debatido en estos últimos días en todo el país, tienen que generar una posibilidad, no la única, de transferir recursos al resto de la economía. No hay otra forma de desarrollar un país.
En ese contexto es que nosotros “bancamos” este tema, porque no hay forma de que se genere un proceso de desarrollo con inclusión social en serio si nosotros no desacoplamos los precios internacionales del mercado interno. Reitero, el precio de referencia en todos los cultivos y en toda la producción es la soja.
El otro día, cuando pactábamos con los tamberos, nos pedían que los hiciéramos competitivos con la soja, porque un tambero que está en un área agrícola tiene que pagar los 600 dólares de alquiler. Y eso le implica un 25 por ciento mínimo de sus costos.
¿Dónde está la solución? Le tenemos que poner un precio a la leche, que de ninguna manera se puede sostener internamente si queremos ir a la competencia con la soja Ahora, reitero, todo está enmarcado en mantener esta renta de doble piso. Creo que por ahí está la cosa y con eso quiero concluir. Muchas gracias.
13 jul 2008
CÓMO SE CONSTRUYE LA AGENDA MEDIÁTICA - OBSERVATORIO DE MEDIOS

Observación y Análisis de las coberturas realizadas por los diarios Clarín, La Nación, Página 12 y Crítica de la Argentina sobre la crisis registrada entre las entidades patronales del agro y el Estado Nacional, durante el período que abarca del 1 al 15 de junio de 2008.
LA PLATA, 23 DE JUNIO DE 2008 OBSERVATORIO DE MEDIOS DE LA ARGENTINA
APM Agencia Periodística del Mercosur
Coordinador: Lic. Fernando M. López
Observadores: Lic. Paula Elguezabal, Rocío Cerdá, Catalina Curciarello.
A título de Observación Testigo, por la intensidad noticiosa del tema relevado, fuera de la muestra y como referencia contextual, se procedió al relevamiento de los espacios de 19 a 22 horas, entre los días 14 y 18 de junio de 2008, de los canales de televisión TN, C5N, Crónica TV y América Noticias.
Este Informe consta de dos cuerpos:
. Conclusiones, que presentamos a continuación.
. Anexo, que incluye Proyecto, breve descripción del modelo teórico y metodológico e Intencionalidad Editorial utilizada por este Observatorio, especificaciones y cuadros con resultados cuantitativos.
Conclusiones
Se registraron:
.La Nación: 156 informaciones de portada o primera plana y 725 informaciones en páginas interiores, distribuidas en las secciones que se indican en Anexo.
.Página 12: 115 informaciones de portada o primera plana y 451informaciones en páginas interiores, distribuidas en las secciones que se indican en el Anexo.
. Crítica de la Argentina: 84 informaciones de portada o primera plana y 397 informaciones en páginas interiores, distribuidas en las secciones que se indican en Anexo.
Si se tienen en cuenta esos totales (indicativos de todos los capítulos informativos abordados por esos medios durante el período de la muestra) y la cantidad de informaciones dedicadas al tema observado, como así también el marcado índice de informaciones “destacadas” entre estas últimas (ver Anexo), se concluye que para los diarios Clarín, La Nación, Página 12 y Crítica de la Argentina el tópico Crisis entre las entidades patronales del agro y el Estado Nacional fue prioritario en sus respectivas agendas.
Esta primera conclusión, previsible y hasta obvia por cierto, debe ser consignada porque nos permite derivar hacia otras que este Observatorio sugiere de atención inmediata por parte del conjunto de la sociedad y de los poderes públicos, en atención a la urgente necesidad de darle cumplimiento al Derecho y Garantía de última generación doctrinaria en materia de legislación internacional sobre Medios de Comunicación:
-el derecho de los ciudadanos, de las ciudadanas y del conjunto de la sociedad como tal, a estar informados y a informar.
-la vigencia efectiva de ese derecho presume, respecto de los contendidos mediáticos, diversidad de fuentes, actores y sujetos, y equilibrio informativo.
Durante el período comprendido en la muestra y conforme a los datos cuantitativos que pueden ser consultados en el Anexo, los diarios Clarín y La Nación ofrecieron una marcada tendencia a privilegiar como fuentes, sujetos y actores de la información analizada a las cuatro entidades patronales del agro y, consecuentemente, a relativizar no sólo al Estado Nacional sino a otras fuentes, sujetos y actores, como partidos políticos, organizaciones sindicales, movimientos sociales, asociaciones de consumidores, universidades, etc.
Además, conforme a esa metodología de construcción de la noticia, esos dos medios no sólo sesgaron las voces por sectores sino que, según puede constatarse en Anexo, pusieron un marcado acento en un sujeto-fuente-actor determinado: el dirigente de la Federación Agraria Argentina (FAA), Alfredo De Angelis.
En el caso del diario Clarín, esa tendencia tuvo su correlato en la gramática periodística audiovisual empleada por el canal de televisión TN (perteneciente al mismo grupo empresario), observada en la medición breve testigo y referencial señalada en la apertura de este informe:
En cada cobertura en vivo de fuentes gubernamentales, TN recurrió a la partición de su pantalla para informar en paralelo lo que sucedía en los piquetes, cortes de rutas y-o reuniones de las entidades en paro, en la localidad entrerriana de Gualeguaychú, ámbito del dirigente De Angelis.
Ello indica, según el modelo teórico y metodológico de este Observatorio, una clara tendencia no sólo a reforzar el criterio de utilización desequilibrada de fuentes, actores y sujetos de la información, sino a:
Construir un imaginario de doble poder o de doble asentamiento geográfico del poder (el gobierno nacional y Gualeguaychú-entidades en paro), lo cual no condice con la realidad institucional del país.
Esa herramienta de gramática periodística audiovisual se complementó con la utilización recurrente de la expresión “las dos partes” en conflicto, otorgándole así al Estado Nacional, consagrado en la Constitución, un carácter de sujeto privado, toda vez que se lo equipara a la otra “parte” que sí es parte no estatal del conflicto social y político.
Dentro de una misma línea de análisis, llamó la atención de este Observatorio el traslado casi automático de los discursos mediáticos de la dirigente nacional de la oposición política, Elisa Carrió –expresamente alineada con las entidades agropecuarias y fuente, sujeto y actora privilegiada durante la cobertura observada-, hacia los discursos también mediáticos, empleados por los dirigentes de las entidades agrarias.
Por su parte, el diario La Nación recurrió a una gramática de prensa escrita casi idéntica a la de su colega Clarín –sobre todo en la selección de fuentes, sujetos y actores- aunque, desde sus contenidos de opinión, evidenció una tendencia más marcada:
Para abundar en el análisis de la cobertura de La Nación reproducimos algunos de los señalamientos formulados por la observación primaria:
En el período relevado, el diario La Nación trabaja sobre un conjunto de temas y conceptos recurrentes.
Los indicadores de Intencionalidad Editorial referidos a ese conjunto de temas y conceptos son los siguientes:
Por un lado se menciona siempre que los dirigentes de las entidades del agro deben debatir y decidir qué hacer, mientras que las bases son las más radicalizadas y las que “presionan” para continuar con las medidas de fuerza.
“Fuerte presión de las bases para que se extienda el paro. Las entidades ruralistas decidirán hoy cómo continuará la protesta; el interior, muy duro.” (La Nación, titular de tapa, 2 de junio). Si bien nunca se define quienes forman parte de esa entidad llamada “las bases”, el sentido común tiende a asociarlo con los sectores humildes, y las clases más bajas de la sociedad; por lo tanto, la intención es mostrar que quienes más se oponen y más firmes están en este conflicto no son ni empresarios, ni grandes propietarios, ni los pooles; son los pequeños y medianos productores rurales. No obstante, “las bases” no son consultadas; las fuentes que se utilizan para fundamentar esta idea son las declaraciones de los propios dirigentes rurales.
Un indicador interesante del titular citado, y que será recurrente en otras notas, es el otro sujeto mencionado como “el interior”. A lo largo de las publicaciones este sujeto va cobrando cada vez más relevancia en el conflicto.
“No cede la protesta en el interior” (La Nación, Política, 4 de junio); y las “masivas movilizaciones” en el interior llevan incluso al columnista Joaquín Morales Solá a hablar de un interior “sublevado” (“La peor forma de enfriar la economía”, La Nación, Primera Plana, 4 de junio). Se procura generar la idea de totalidad, globalidad, etc. Es decir, la creación de una imagen en que toda la población, de todo el país (excepto Capital Federal y el gran Bs. As.) está en contra de las medidas y a favor del “campo” en el conflicto. La palabra “sublevación” merece ser resaltada porque conlleva una idea de mayor radicalización y profundización del conflicto.
Otro recurso empleado para mostrar que la protesta se fue masificando y esparciendo por todo el territorio es la mención de cada pueblo que se adhirió al paro; la mención de los distintos sectores que se sumaron; la utilización de cifras (estimativas) sobre la cantidad de actos realizados, la cantidad de gente que concurrió a los actos, etc.; el exceso de detalles genera una idea de protesta masiva y total.
“Córdoba impactó con la movilización de 80.000 personas. Hubo más de 40 actos en la provincia”; “Fuerte adhesión al paro del comercio y de la industria. Se multiplicaron las marchas en el país”; “Cortes de ruta, bronca y tractores en Gualeguaychú. Apoyo de un grupo piquetero al campo”, (La Nación, Política, 3 de junio).
Asimismo, se le imprime a la protesta un carácter nacionalista, patriótico, afirmándose, por ejemplo, que, mientras Kirchner encabezaba una manifestación en la Plaza de Mayo, “la protesta se nacionalizaba”
“Después de una dramática jornada el campo decidió volver al paro”, La Nación, Primera Plana, 15 de junio).
También se evidencian indicadores sobre el rol del gobierno y del sector rural en el conflicto:
Miguens: “la gente está harta de este conflicto”. El titular de la Sociedad Rural pidió “terminar de confrontar”. (La Nación, Política, 1 de junio)
“Néstor Kirchner ordenó tensar el conflicto” (La Nación, Política, 1 de junio)
“El Gobierno comenzó una nueva ofensiva” (La Nación, Política, 4 de junio)
“Luego del llamado de la Iglesia. El campo decidió no extender el paro” (La Nación, Política, 7 de junio)
“Rechaza el gobierno la oferta de Mondino como mediador. Al mismo tiempo, criticó el pedido de "gesto de grandeza" hecho por la Iglesia” (La Nación, Política, 7 de junio)
“La pelea con el campo: no hay diálogo entre las entidades y la Casa Rosada; El gobierno pidió liberar las rutas, pero siguen los cortes” (La Nación, Primera Plana, 14 de junio)
Esos títulos intentan mostrar que es el Gobierno el que inicia las “ofensivas”, “confronta”, “ordena tensar el conflicto” y rechaza los ofrecimientos de los mediadores para solucionar el conflicto. En cambio, el sector rural es el que pide que no se confronte más, el que responde a los llamados pacificadores de la Iglesia. El resultado es la falta de diálogo y se señala, explícitamente, como responsables al Gobierno y, en especial, a Néstor Kirchner.
Con relación a esto último, se reitera en varias notas la idea de que, en realidad, es el ex presidente quien maneja la cuestión con el agro y, además, quien decide en última instancia sobre los temas centrales del Gobierno nacional.
La cuestión del poder merece siempre una mención en cada edición. Se resalta la idea de un poder autoritario, se afirma que Kirchner “adoctrina” a los funcionarios, que en el Partido Justicialista, que es el Politburó del oficialismo, se está produciendo una creciente concentración de poder en manos del matrimonio Kirchner.
“Cristina Kirchner. el cambio que no fue”; “El mismo poder, de otra manera”; “La Argentina y la trampa del maniqueísmo”, La Nación, Suplemento Enfoques, 8 de junio; “El exceso y el defecto del poder”, La Nación, Opinión, 15 de junio).
Asimismo, se reitera en forma constante la palabra “crisis”, para indicar una posible y próxima crisis económica:
“Se generaliza la crisis. Política y economía, afectadas por una crisis que se generaliza” (La Nación, Política, 2 de junio) Se intenta transmitir la idea de que todos los indicadores económicos están empeorando:
“Mercados de Futuros, disconformes” (La Nación, Política, 3 de junio),
“La retracción económica golpea al interior” (La Nación, Política, 1 de junio),
“Algunas cifras indican menor actividad. Bajan las ventas de consumo masivo” (La Nación, Economía, 3 de junio),
“Inversión, recaudación y consumo, afectados por el paro” (La Nación, Suplemento Campo, 7 de junio).
Se le otorga gran espacio al tema del desabastecimiento, con títulos impactantes, que buscan alarmar a la población, e imágenes que refuerzan la idea de que se está viviendo una época de escasez y crisis.
“Las reservas de alimentos se agotarían el fin de semana” (La Nación, Política, 13 de junio)
Un título impactante, alarmante, cuya intención no puede ser otra que la de generar pánico en la población; incluso el término “reservas” tiende a asociarse a un país en guerra.
Las fotos demuestran la “veracidad” de la advertencia: un cartel que dice “cerrado por desabastecimiento” en el frente de un supermercado en Sta. Rosa; las heladeras sin carne del mercado cordobés; y las góndolas sin aceite de un supermercado de Santa Fe. También se utiliza como recurso un itinerario desordenado que recorre distintos puntos del país, evidenciando cómo el problema de la escasez se expande por todo el territorio.
En varias notas se mencionan críticas al modelo económico, principalmente al “excesivo gasto público” que conlleva (en parte por subvencionar y mantener bajas las tarifas de los servicios públicos) y siempre se proponen soluciones de tipo ortodoxo.
“Celestino Rodrigo se busca” (La Nación, Economía, 1 de junio).
El tema de las retenciones se vincula estrechamente con este modelo económico, ya que el excesivo gasto lleva a la necesidad de recaudar más y de ahí las medidas hacia el campo.
También sugieren algunas notas la posibilidad de que esos fondos sirvan, a su vez, para sostener el aparato clientelas del Gobierno
“Celestino Rodrigo...” (op. cit.)
Nada se menciona sobre el propósito que, según el Gobierno, tienen las retenciones: contribuir a una más equitativa redistribución de la riqueza. La intención del diario es mostrar un alto grado de desconfianza y escepticismo con respecto a los anuncios del Gobierno:
“Retenciones: dicen que las usarán para un plan social. Lo anunció la Presidenta; se afectará el excedente del 35% que se retenía a las exportaciones de soja; prometen hospitales, viviendas y caminos; escepticismo de las entidades ruralistas.” (La Nación, Primera Plana, 10
de junio).
Por último, cabe mencionar el interés especial por la figura de De Angeli, el “carismático” -como se lo caracteriza-, interés que llegó a su punto máximo en la edición del 15 de junio, luego de su detención.
En dicha edición, no sólo se lo compara con Perón (uno de los títulos dice “Gracias al Gobierno, De Angeli tuvo ayer su 17 de Octubre”, La Nación, Política, 15 de junio), sino que se lo reconoce como el “símbolo de la protesta”.
Se repiten constantemente las palabras violencia y represión, mientras que la foto más importante en las páginas interiores muestra en primer plano a dos ruralistas cubriéndose como si estuviesen por recibir un golpe. Frente a ellos están los gendarmes con sus bastones. Sin embargo, no se consigna foto alguna con registros de golpes.
Por otro lado, se sugiere que la liberación de De Angeli tuvo que ver con la presión que ejerció la gente en casi todo el país.
“Liberado por esa presión social que llegaba desde todo el país, De Angeli volvió al piquete emblemático a las 18.35” (“Máxima tensión en las rutas luego del arresto de De Angeli”, Política, 15 de junio).
Este Observatorio estima que, según se desprende de los datos registrados en el Anexo, los diarios Página 12 y Crítica de la Argentina se ubicaron dentro de una matriz informativa diferente, más proclive a la diversidad de fuentes.
En ese sentido, fue Página 12 el que manifestó una clara intencionalidad editorial favorable, tanto a las posiciones del gobierno como a contrarrestar los contenidos de carácter cuestionador de la institucionalidad política y social del país, constatados por este Observatorio en las coberturas desarrolladas por Clarín y La Nación.
Para ampliar las conclusiones cualitativas respecto de Página 12, incluimos la perspectiva de análisis surgida del trabajo de observación primaria:
A lo largo del período observado se han registrado algunas constantes en el discurso de Página/12, como los términos que utiliza para referirse al conflicto entre el Gobierno y el campo, y a los actores del mismo. Siempre que se refiere al paro, tanto de los ruralistas como de los transportistas, utiliza el término “lockout” (o en otras oportunidades “boicot”), y al referirse a los actores del sector rural los denomina “empresarios del agro” (igual denominación merecen los transportistas):
“La guerra que no cesa... la CRA y la FA plantean mantener el lockout hasta el jueves" (Página/12, titular de tapa, 2 de junio);
“La Revolución Permanente. Los dirigentes empresarios del agro volvieron a extender el lockout...” (Página/12, titular de tapa, 3 de junio);
“La guerra de los dos lockouts” (Página/12, titular de tapa, 5 de junio);
“Lockout transportista contra lockout agrario. Veinte mil camiones bloquean rutas en protesta contra el paro del agro, que les impide trabajar.” (Página/12, El País, 5 de junio);
“Los empresarios prometieron que el domingo pondrán fin al boicot comercial. Dicen que levantan el lockout, pero todavía sigue” (Página/12, El País, 7 de junio);
“Otro Lockout” (Página/12, titular de tapa, 15 de junio).
El empleo de estos términos conlleva la intención de mostrar que esta protesta está encabezada por los patronos, los grandes propietarios, y por individuos con mentalidad empresarial que comparten el objetivo de querer acrecentar sus ganancias. En última instancia la intención es desacreditar la protesta y desmentir la idea de que las medidas económicas perjudican al sector rural.
La cuestión de las ganancias y de la gran rentabilidad del sector rural es un tema que se enfatizó mucho en estas ediciones, no sólo a través de los textos sino también de las imágenes. Hay dos casos de tapa o primera plana que vale la pena describir por ser claros indicadores de intencionalidad editorial:
Ej.1: Fotomontaje. Se muestran sobre una mesa varios elementos típicos del campo, entre ellos: un mate, espuelas, un facón, y una gran cantidad de dólares. (Página/12, foto de tapa, 4 de junio)
Ej.2: Fotomontaje. En la imagen se ven varios silos desbordados de dólares. (Página/12, foto de tapa, 13 de junio)
Asimismo, con el propósito de reforzar esa imagen de elevada rentabilidad, es que se le dio mucha importancia a dos temas: el de la evasión fiscal del sector rural; y el más reciente, sobre las importantes ganancias que el campo obtuvo de las exportaciones a pesar del lockout.
Los títulos son muy sugestivos y en general tienen un tono irónico:
“Una investigación oficial detectó monotributistas agropecuarios que facturan millones” (Página/12, El País, 1 de junio)
“Lo que falta es amor al pago” (Página/12, titular de portada, 4 de junio)
“El que siembra evasión cosecha intimaciones” (Página/12, El País, 4 de junio)
“Plan de Evasión” (Página/12, El País, 8 de junio)
“4028 millones más” (Página/12, titular de tapa, 13 de junio)
“Los granos siguieron llegando a los puertos” (Página/12, El País, 13 de junio)
Sobre este último tema es posible otra lectura: no sólo se trató de mostrar a través de estas notas que el campo exportó y ganó más que en el mismo período del año anterior a pesar del lockout y las retenciones, sino justamente que exportó. Es decir, mientras el paro se mantiene y genera problemas para otros sectores y para la sociedad en general, ellos siguen vendiendo y haciendo su negocio.
Sobre el tema de la evasión fiscal, cabe mencionar que se utilizan como fuentes los datos e investigaciones de los organismos oficiales (Oncca, Arba,AFIP), que en general no son confrontados con fuentes del sector rural, y cuando lo son el peso informativo y argumental de cada fuente es muy dispar.
Por ejemplo, en la nota titulada “El que siembra evasión...” se cita a un representante del campo que dice que Montoya (Arba) “no tiene información y pega por pegar” y a esto se contrapone toda una serie de datos precisos, donde abundan los números y los detalles, de las investigaciones que está realizando Arba sobre evasión impositiva en el campo.
Sobre la insistencia de este diario sobre el tema evasión puede entenderse por su significado simbólico: mostrar al sector rural como un sector “no contribuyente” dentro de la sociedad, en el sentido literal y figurativo.
A lo largo del período observado se pone el acento, asimismo, en las divisiones y diferencias dentro del sector agropecuario y sus dirigentes, y sus agudizaciones a lo largo del conflicto, señalando por ejemplo cuestiones como la cantidad de horas que estuvieron debatiendo hasta alcanzar un acuerdo; el hecho de que en algunos actos de protesta (como el del 2 de junio) sólo hubiera representantes de una sola entidad; que fueran desobedecidas las decisiones tomadas por la Comisión de Enlace, etc.
Página 12 intentó reflejar que el Gobierno fue quien tuvo disposición al diálogo.
Por ejemplo el titular del 9 de junio (“Lunes sin corte”) señala que mientras el campo levantó el paro, pero otro sector (Gualeguaychú) está pensando en retomarlo, el Gobierno “evalúa cómo seguir las negociaciones”; y en el del 15 de junio (“Otro lockout”) se señala que después de que el conflicto se tensionara “Se generalizaron los cortes y la Mesa de Enlace volvió al lockout y convocó a una jornada de protesta. El Gobierno dijo que está abierto al diálogo pero no a recibir imposiciones”.
También se percibe la intención de deslegitimar la actitud de los manifestantes, así como los medios empleados para la protesta, utilizando recurrentemente palabras como “extorsión” y “amenaza”, y también algunos títulos como “Rutas argentinas tienen dueños privados” (Página/12, El País, 11 de junio).
También resultó evidente el intento de responsabilizar al sector rural, por lo que en un principio fue un “Temor al desabastecimiento” (El País, 7 de junio), luego se definió como “Problemas de abastecimiento” (El País, 11 de junio), y “La amenaza de la góndola vacía” (Tapa, 12 de junio), y terminó en un alarmante “Nos dejan sin comida” (El País, 15 de junio).
Por último, otra repetición constante durante el período observado fue el intento de presentar al sector rural como un sector de derecha, afín a las corrientes más reaccionarias de la cultura política argentina. Para sustentar esta idea no sólo se presentan innumerables artículos (en general de opinión) que enfatizan en “la nueva derecha”, en el intento de “debilitar y someter al poder”, en la “extorsión antidemocrática”, sino que además, cuando se citan fuentes que representan al sector rural, y que no son los dirigentes o los líderes de las protestas, se focaliza siempre en individuos que utilizan términos como “guerrillera” y “montoneros” en forma despectiva, para referirse a la presidenta y al ex presidente, o rememoran la dictadura militar, tienen actitudes xenófobas, creen que los desaparecidos están en Francia, y en el mejor de los casos están en la manifestación por pura casualidad (ver Crónica de un día cortado, Página/12, El País, 8 de junio y Una tarde de cacerolas, Página/12, El País, 15 de junio).
Para ampliar conclusiones respecto del diario Crítica de la Argentina también incluimos consideraciones de la observación primaria.
A lo largo del periodo analizado, el medio busca posicionarse y distinguirse de los otros medios nacionales apelando a que es un periódico que ofrece herramientas para el debate de los problemas de los argentinos. Esta cuestión está presente tanto en las notas como en las imágenes; se pretende hacer notar que no sólo están ciertas voces, sino que se da lugar a personalidades, instituciones y teorías que construyen una mirada diferente sobre los acontecimientos.
Intención que se evidencia en la publicación del día 8 de junio de 2008, bajo el titulo: ¿Quién dijo que no se puede debatir el conflicto? En este caso, aparecen discutiendo las voces de diferentes representantes del gobierno, opositores, ruralistas, intelectuales, Iglesia y dirigentes sociales que
disciernen por qué “llegamos a esta locura. Un debate imprescindible”. En el marco de la denomina Guerra Gaucha por parte del medio, se permite un espacio de expresión para voces de diversos sectores. Busca darse una mirada integral que explique qué sucede.
Otro ejemplo, es el artículo Engordar el chanchito para tener más aguante, publicado el 2 de junio.
En este caso, se explica al lector las características de cada uno de los actores sociales del sector agropecuario. Para agilizar la lectura, se define a cada actor y se da una definición clara y escueta, muchas veces construida desde el sentido común de la gente vinculada al sector del campo.
En la mayoría de los artículos periodísticos hay variedad de fuentes, desde analistas hasta personas que están en el lugar de los hechos. No suele publicarse artículos en los que predomine una voz, incluso en los que no se vislumbra una confrontación de voces hay más de un personaje.
Cabe destacar que en las coberturas de los actos, ya sea del gobierno o de los ruralistas al final de las notas, se presentan diferentes declaraciones de los protagonistas del hecho. Como un compendio de frases claves que definen la posición de quien habla.
Asimismo, a lo largo del periodo hubo varias entrevistas, en las que tanto funcionarios como representantes del sector rural explayaron sus ideas.
El caso más destacado fueron las entrevistas a Aníbal Fernández.
“Confesiones de Invierno de Alberto”, presentaron a un mandatario deprimido, atravesando un momento difícil que a través de sus propias palabras, da cuenta de su posición frente al conflicto. En la titulación se lo define a través de sus propias palabras: “deprimido compongo mejor”, afirma Fernández. Bajada: Dice que la guitarra es su “mecanismo de desahogo” preferido y que su hijo de 13 años le pide que renuncie a su cargo.
Este artículo muestra a un sujeto agobiado por los acontecimientos diarios, que no sólo lidia con los problemas de los argentinos, sino que debe dar respuesta a su hijo que le pide que renuncie. Un hombre que se aferra a su guitarra y que no puede dar respuesta a lo que sucede.
No ocurrió lo mismo con el tratamiento de la figura de Alfredo de Angelis. Este nuevo actor social fue adquiriendo mayor relevancia en las páginas del medio hacia el final del período analizado. Consigue ser una voz preponderante dentro de los artículos y se destaca en varias tapas.
En el artículo “El campo va a traer cola”, todas las citas directas responden a este nueva figura y cabe destacar que es una nota que viene de tapa. Acompañada de imágenes, y de artículos complementarios se logra dar cuenta de la importancia que adquiere esta figura para expresar la necesidad de un sector y confrontar, cada vez con más poder, al gobierno.
Por otra parte, esta confrontación también está enmarcada en las palabras de Eduardo Buzzi, titular de la Federación Agraria.
En la tapa del día 3 de junio, el protagonista es “el campo”. Una imagen dividida que muestra protestas en varios puntos de país, abre el espacio para enfatizar las palabras de representantes de las entidades agrarias y señalar cómo el campo adquiere cada vez más adeptos. La titulación da cuenta de esta intención, presentando como volanta “El campo hizo otra demostración de fuerza y extendió el paro hasta el domingo” y titulando “Vamos a seguir el tiempo que haga falta”.
En este caso cabe destacar que comienza a instaurarse la idea de un partido político del campo. Una nueva oposición al gobierno.
A partir del 4 de junio, un nuevo sector comienza a sonar en los medios nacionales. Se trata de la Iglesia, que a través de un comunicado da cuenta de su posición e intenta adquirir un rol conciliador entre las “partes” en conflicto.
En el artículo referido a esto, además de originarse en la tapa del periódico el tratamiento de las fuentes refleja cierto “contacto” con gente del sector. De diversas maneras, el medio garantiza el acceso a la información. Habla de “la fuente eclesiástica, o fuente episcopal” pero nunca revela ningún nombre. A su vez, rescata las declaraciones del cardenal Bergoglio, quien convocó a la reunión de los obispos.
Paralelamente, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner se encontraba en Italia, visitando al Vaticano. Crítica de la Argentina, en su tapa refleja cómo el conflicto del campo extendió las fronteras nacionales.
En ese sentido, el Episcopado hizo un manejo político de los tiempos de la convocatoria extraordinaria: esperó a que Cristina arribe al país –lo hará en el día de hoy– para respetar la investidura presidencial y que no se interpretara la reunión de los obispos como “una conspiración destituyente”. El próximo domingo, Caritas hará su colecta anual para los que sufren “la pobreza y la postergación”, bajo el título “La desigualdad nos duele. Recuperemos la capacidad de compartir”.
Ausente la mandataria, el espacio es ocupado por otros funcionarios que se hacen cargo del conflicto. Ejemplo de ello es el ministro de Planificación Julio De Vido, que se dispone a negociar con las entidades rurales. Si bien en la titulación se habla de propuestas por parte del gobierno, en el cuerpo del artículo periodístico “Julio De Vido en las gateras” es posible encontrar el siguiente párrafo: “Hace semanas que los ruralistas intentan abrir alguna instancia de negociación. Lejos de los discursos incendiarios pronunciados en los piquetes, los dirigentes admitían por lo bajo que no veían un horizonte político de resolución. En los últimos días, ensayaron varios mediadores.
Intentaron con el senador Carlos Reutemann, insistieron con el cardenal Jorge Bergoglio. Ninguno funcionó”.
Ese mismo día, se publica una nota de opinión que inicia su desarrollo en tapa. Se titula Faltan algunas lecturas, ¿no?, y analiza el desarrollo de la mandataria en la cumbre FAO: “La caprichosa costumbre presidencial mostró su peligrosidad en más de un tramo de su intervención, pero sobre todo en el que vaticinó: “Vamos a vivir en este siglo XXI (...) escenas del Medioevo donde tal vez en la puerta de una panadería del Magreb, o en cualquier lugar lejano de África, la gente se agolpe y se muera en busca de un plato de comida”. Al margen de la desgraciada referencia a los “lugares lejanos de África” –impropia de un foro internacional, donde todos los lugares se hallan igualmente cercanos y lejanos–, la Presidenta menoscabó al auditorio al mencionar las hambrunas de ese continente como un fantasma del futuro; les pasaba el trapo a las tragedias de Biafra, de Sudán, de Bangladesh; tiraba a la banquina la escalofriante consigna de los 80: “Pon tu grito en el cielo por Etiopía”. Cierra el artículo con una pregunta irónica: “Con todo respeto: dado que Cristina Fernández nos representa, ¿no sería conveniente que leyera?”.
De manera simultánea, el medio construye la Guerra Gaucha rescatando realidades y situaciones de diferentes puntos del país. Decisión que se manifiesta en el artículo “El pueblo que no tenía piquetes”. En dicha pieza, se hace referencia a un pueblo que no tiene más de cinco mil habitantes y que decidió sumarse a la protesta del campo. Se trata de Beravebú, en el sur santafesino, un pueblo que no tenía piquetes: “El acto en Armstrong los decidió a debutar con un corte propio. Y a perseguir a los camiones que quieren eludirlo”.
Otra de las cuestiones a destacar, es que este tipo de publicaciones, en su mayoría están firmadas, son coberturas realizadas por enviados especiales que en el texto expresan su mirada sobre los hechos. Juegan con las metáforas y se da lugar a un estilo propio según corresponda el caso.
En esta nota, Rodolfo González Arzac describe la situación: ”Cuesta imponer el piquete, la geografía no ayuda. Antes del cruce entre la ruta provincial 93 y la 6 sale un atajo que es una invitación a la picardía de los camioneros. Los productores suben una y otra vez a las camionetas con las rastras y siguen la nube de tierra que dejan los camiones (algo así como el secreto del triunfo).
En el piquete dicen que la plata de la capital no llega al pueblo, que ellos pintan la escuela, construyen el centro de bomberos voluntarios, todo. Que necesitan previsibilidad para meterse en un crédito y comprar una máquina. Y que ellos siempre gastan, nunca esconden. Y que por eso están hace siete días en la ruta en Beravebú, el pueblo que nunca antes nada. Pero que ayer salió en la tele.”
El protagonismo de los cronistas o encargados de realizar diferentes coberturas, también se manifestó de manera en el artículo publicado el día cinco de junio: “Paciencia oriental. La lucha es larga”. Aquí, un cronista pudo infiltrarse en un acto de PJ y rescatar todas las declaraciones del ex mandatario, Néstor Kirchner: “Este cronista pudo comprobarlo también el martes último, cuando presenció el encuentro que estaba pensado únicamente para la militancia K y no para la mirada de los periodistas”.
De esta manera, Crítica de la Argentina se definió como el único medio capaz de mostrar a un Kirchner “auténtico”. El medio dice presentar las declaraciones textuales, hace un listado de las frases más fuertes y da lugar a apreciaciones del cronista. Busca mostrar cómo habla Néstor Kirchner “cuando no hay micrófonos”. Según, Diego Genoud (cronista testigo), la nota es una “guía para entender porqué se niega a negociar”.
A su vez, el medio vuelve a darle un espacio en la tapa a Alberto Fernández, en esta ocasión para que el mandatario defina su posición. Crítica de Argentina otorga un espacio para que el funcionario defina la postura del Gobierno. En la titulación, le da protagonismo al jefe de gabinete y a sus ideas:
Volanta: Entrevista con el jefe de gabinete
Título: La versión de Alberto
Bajada: Dice que el campo aguanta porque los productores “tienen espalda” económica y que sólo habrá diálogo si levantan la protesta. La forma de titulación y las ideas que transmite se contraponen con las declaraciones presentes en el artículo, en el que “Alberto Fernández, asegura que el Gobierno está dispuesto a retornar al diálogo con el campo siempre y cuando se levante el paro. En diálogo con Crítica de la Argentina, Fernández evalúa que la duración de la protesta del agro, que se acerca a los tres meses de extensión, es un indicador de la “riqueza” del sector. “Por eso tienen la espalda para resistir”.
Por otra parte, es necesario destacar el artículo “Piquetes que enrarecen el clima” referido a declaraciones de diferentes integrantes de organizaciones rurales que denunciaron cierta complicidad entre el gobierno y representantes de los transportistas.
Para la puesta en acción de sus respectivos posicionamientos editoriales, los cuatro diarios observados recurrieron a recursos de lenguaje de carácter valorativo, en algunos casos expresos –sobre todo a partir de construcciones adjetivas- y en otros sugeridos, desde el interrogante o haciendo uso de valoraciones previas, indicadas en títulos y contextos.
Circunscrito al período y a la muestra relevada y salvo las excepciones que se manifiestan en este Informe y en su respectivo Anexo, este Observatorio concluye que la sociedad argentina careció de información amplia, plural y de voces suficientes, y alerta sobre la unilateralidad y la utilización de recursos de manipulación, descontextualización y tergiversación que evidenciaron las coberturas de los diarios Clarín y La Nación, en muchos casos lesivas de la institucionalidad del país.
12 jul 2008
COMO FUNCIONAN LAS RETENCIONES SOBRE LOS PRECIOS INTERNOS
Por Fabián Amico
Las variaciones en el valor del dólar determinan el precio en el mercado interno de los productos exportables (agropecuarios). O lo que es similar: si el valor del dólar está fijo (como hoy, que se sitúa en torno a 3 pesos) y los precios internacionales de los productos exportables aumentan, entonces ese aumento se traslada al mercado interno.
Veamos esto con el ejemplo de la carne. Más o menos el 20 por ciento de la producción se exporta y el resto se destina mercado interno. Supongamos que hay un aumento del precio internacional de la carne mientras el dólar permanece fijo (3 pesos). Sería el caso en que un kilo de lomo, que ayer valía 10 dolares en el mercado internacional, pasa a costar 12,5 dólares. Por cada kilo exportado el exportador pasó de obtener 30 pesos a percibir 37,5 pesos.
Como gana más vendiendo la misma cantidad, y como Argentina no puedeincidir en el precio internacional (su nivel de producción en el mercado mundial es muy pequeño), ese exportador va al mercado de liniers y demanda más vacas, haciendo que su precio suba frente a un stock dado de vacunos. Pero el mercado de hacienda es el mismo para todos los que participan en él y no hay modo de separar las vacas que demanda el exportador de las que demanda Coto o la carnicería del barrio, que son destinadas al consumo interno y no tienen nada que ver con la exportación. De modo tal que si hay más demanda y el precio sube, esta alza se produce para todas las vacas: las de exportación y las que van al mercado interno.
Así, el aumento del tipo de cambio (el dólar) o el alza del precio internacional con tipo de cambio fijo determinan el alza del precio de todos aquellos productos que cuentan con mercado de exportación, aunque la produción en su mayoría se consuma en el mercado interno. La venta en el mercado interno no se realiza a un precio menor a la que se podría obtener exportando la producción. Un aumento del precio en dólares de la carne (sea por devaluación de la moneda o por aumento del precio mundial, o por ambos) sube el precio en pesos que reciben los exportadores y más o menos automaticamente sube el precio en el mercado local. A esto se le llama “efecto de arrastre”.
Este “efecto de arrastre” varía en importancia según el peso que tenga el producto exportable en el consumo interno. Si el producto exportable es la soja (que aquí no se consume) el “efecto arrastre” es débil o casi nulo. Pero Argentina exporta carne, cereales y productos frescos y el aumento persistente del precio internacional de estos bienes conduce a fuertes alzas de precios en el mercado interno mediante el mecanismo descripto antes. Como esos bienes integran la canasta de consumo de los asalariados, el alza de su precio determina automaticamente una baja del salario real y un menor nivel de demanda interna. Luego, este “efecto de arrastre” agudiza la puja distributiva y potencia la inflación originalmente disparada por el alza del precio de los alimentos. En suma, ese “efecto de arrastre” significa una transferencia de ingresos desde los asalariados y toda la sociedad hacia el sector productor de los exportables (agropecuarios).
Veamos de cerca cómo está formado el precio de los bienes exportables (en este caso agropecuarios). Dicho precio se forma mediante la suma de un costo de producción y una ganancia “normal” sobre ese costo: costo+ganancia "normal” = precio interno “normal”. El inédito aumento del precio internacional de los alimentos con costos medidos en pesos devaluados (transportes, combustibles, salarios, etc), le brindaron al sector agropecuario en su conjunto un nivel de ingreso muy por encima de ese precio “normal”. A esa diferencia entre el precio internacional y el precio “normal” (que ya incluye una ganancia), se le llama “renta”. La renta es una ganancia extraodinaria derivada del monopolio sobre un recurso natural (en este caso, la tierra).
Según los investigadores Javier Rodríguez y Nicolás Arceo de la Universidad de Buenos Aires, la renta apropiada por el sector agropecuario se multiplicó por cinco medida en pesos desde la devaluación: era de 72 pesos por hectárea en la convertibilidad y en 2004 rondaba los 370 pesos. En la década de la convertibilidad, el sector obtuvo ingresos por 5200 millones de dólares anuales promedio, de los cuales 1000 millones fueron renta anual promedio. Entre 2002 y 2004, en cambio, los ingresos totales promedio fueron 7850 millones de dólares por año, de los cuales 3000 millones de dólares promedio por año fueron de renta. O sea, la renta se triplicó en dólares.
En este marco, la aplicación de retenciones a las exportaciones (que en la práctica constituyen impuestos a la renta de recursos naturales), se volvió una opción forzoza. Por otro lado, los elevados precios internacionales han permitido un aumento inédito de la rentabilidad en el sector agropecuario, aun con la aplicación de retenciones. En 2007 se ubicó un 72 por ciento por encima de la registrada durante la vigencia del plan de convertibilidad (ver cuadro).

Estos altos niveles de rentabilidad del agro se han traducido en un extraordinario incremento en el valor de la tierra, especialmente en la región pampeana, donde el precio en dólares de la tierra ha llegado a ubicarse un 171 por ciento por encima de los valores del quinquenio 1995- 1999. Y a comienzos de 2008, los precios continúan evidenciando una tendencia alcista.
Después de 2004 los costos internos aumentaron levemente, pero nunca para amenazar los impresionantes niveles de rentabilidad. Como dice el investigador Osvaldo Barsky, “los precios de los granos en el último trienio han aumentado a razón de 80 a 120 por ciento por año. Contra semejante suba no hay costo interno que haya crecido en esa proporción ni nada parecido”. Algo similar corroboran Rodríguez y Arceo: “Con respecto al valor promedio que registraron en 2006 y 2007, en la actualidad se observa un aumento del 86,9 por ciento en el caso del girasol, de un 75,7 por ciento en la soja y de un 59,2 y 43,4 por ciento en el caso del maíz y del trigo, respectivamente. El precio internacional de estos productos en dólares constantes es el más alto de los últimos 25 años, con la única excepción del maíz, que registró cifras similares en 1996”.
Ante este escenario de infla ción creciente (especialmente en los alimentos) el gobierno optó por subir las retenciones (impuestos) a las exportaciones de alimentos, ahora con carácter "móvil".
¿Qué significa esto? El gobierno aplicó un impuesto a las exportaciones agropecuarias que “poda” el ingreso de los exportadores y los deja con un precio efectivo similar al que tenían en diciembre de 2007 (una rentabilidad de 1223 pesos por hectárea para la soja y 1038 en promedio para otros cultivos como dice el cuadro) . A partir de ahora, si el precio internacional de la carne sube más allá de cierta magnitud, ese impuesto subirá acompañando tal suba hasta capturar la diferencia de ingresos originada por el aumento, de modo que el exportador (y todo el sector agropecuario) siguen ganando lo mismo. De igual modo, le asegura un “piso” a los exportadores ya que si el precio mundial cae, el impuesto se hace menor.
Dicho impuesto (retenciones) poda parte de la renta sin afectar la ganancia “normal”. Así, al no haber suba del ingreso de los exportadores en pesos, no habría “efecto de arrastre”. Por ende el precio de la carne en el mercado interno debería reducirse y la inflación podría finalmente desacelerarse. En suma, lo que hacen las retenciones es diferenciar los precios internos respecto de los vigentes en el mercado internacional.
Además, la aplicación de las retenciones se hace de manera diferencial, cargando menos sobre los cereales y más sobre la soja, insinuando una estrategia de desaliento de la “sojización”. El aumento de las retenciones a la producción sojera mejora la rentabilidad relativa de otros cultivos, así como de la producción ganadera. En esta actividad, la mejora podría permitir la expansión ganadera en terrenos antes dedicados a la producción agrícola.
Por supuesto, esto no es la solución final para el problema de la inflación y para el desarrollo agropecuario. Pero debe asumirse que en el contexto actual el recurso a la herramienta de las retenciones es casi forzozo. Como advierte Barsky, “lo que la gente de campo debe entender es que con las retenciones no hay marcha atrás. Ningún político, ni Macri, va a salir de este esquema, salvo que sea un suicida. Si los productores agropecuarios no entienden esta cuestión no pueden discutir nada. Las retenciones son una condición necesaria del bienestar general, incluidos ellos”.
A partir de aquí queda pendiente un debate acerca de qué se hace con esos fondos adicionales que ingresan a las arcas fiscales. Ciertamente, el aumento de las retenciones podría afectar la rentabilidad de algunas pequeñas explotaciones. La situación especial de los pequeños y medianos productores debe atenderse con políticas espcíficas basadas en el esquema general de retenciones, y no en su supresión. Muchos pequeños productores tienen dificultades en la provisión de semillas y fertilizantes, y mantienen una relación desventajosa con el comercializador y el exportador. Deben existir a tal efecto estrategias específicas. Pero tal apoyo no puede basarse en la supresión de las retenciones que conducen a incrementos de renta y transferencias de los bolsillos de los asalariados hacia el campo en forma indiscriminada. Sería como pretender ayudar a las Pymes industriales aumentando el precio de todos los productos industriales que pagan los alariados.
ANÁLISIS DEL CONFLICTO POR LAS RETENCIONES

Conflicto por las retenciones: su trasfondo, sus implicancias y los lineamientos para una nueva política